Work as a Remedy Good Practices Book ES

Me llamo Alex, tengo 28 años y vivo en Rafina, Grecia. He padecido trastorno de ansiedad generalizada (TAG) durante la mayor parte de mi vida adulta. La preocupación constante y el miedo al fracaso han hecho que a menudo las actividades cotidianas me resulten abrumadoras. Durante mucho tiempo he tenido dudas sobre mi capacidad y he dudado en incorporarme al mundo laboral, temiendo que mi enfermedad me frenara. Sin embargo, sabía que un empleo significativo podía proporcionarme un sentido de propósito, estabilidad y crecimiento personal, así que me embarqué en la búsqueda de un trabajo que se adaptara a mis necesidades y capacidades. Tras explorar varias oportunidades, me ofrecieron un puesto como responsable de creación de contenidos digitales en una organización sin ánimo de lucro dedicada a proyectos educativos. La organización se centra en promover iniciativas de aprendizaje inclusivas e innovadoras, apoyar a los educadores y desarrollar materiales educativos. Mi función consiste en redactar artículos, diseñar contenidos para las redes sociales y ayudar en la difusión de programas educativos. Uno de los aspectos más significativos de mi trabajo es el énfasis en la flexibilidad. Tengo la opción de trabajar a distancia, fijar mi propio horario y centrarme en los resultados más que en plazos estrictos. La organización también proporciona apoyo para el bienestar, incluidas las visitas periódicas a un mentor que entiende mis necesidades de salud mental. Encontrar trabajo no fue fácil. El proceso de solicitud me intimidaba y a menudo me preguntaba si las empresas verían más allá de mi estado de salud mental. Durante las entrevistas, me preocupaba cómo explicar mis lagunas laborales sin estigmatizarme. Una vez que empecé a trabajar, adaptarme a las nuevas responsabilidades fue inicialmente abrumador. La presión por rendir, unida a mi tendencia a pensar demasiado, me llevó a veces a dudar de mí y padecer el síndrome del impostor. A lex, 28

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