Work as a Remedy Good Practices Book ES
Me llamo Amalia y tengo diecinueve años. Me han diagnosticado TDAH. Recuerdo que desde muy pequeña iba a un centro de rehabilitación para asistir a logopedia, terapia ocupacional y un programa especial de aprendizaje. Me parecía divertido, era una actividad extraescolar para mí, como el ballet, el teatro y la música. A medida que fui creciendo también comprendí qué era el TDAH y qué cosas positivas y negativas tenía para mí. Me he enfrentado a grandes retos con el TDAH en cada punto de inflexión de mi vida, en los examenes, en la edad adulta y en la escuela. A través de cada dificultad siempre tengo a mi madre a mi lado que me apoya y me ayuda en todo lo que necesito. Estoy agradecida de tener a esta mujer como madre. Empecemos por el principio. He aprobado los exámenes panhelénicos en el Departamento de Economía de la Universidad del Pireo. Es una facultad exigente, con cursos muy difíciles para mí. A los diecisiete años tenía muchas ganas de trabajar cuando fuera adulto. Para compaginar escuela y trabajo elegí ayudar a niños de primaria con sus clases. También enseño guitarra a un niño pequeño... Este trabajo, por difícil que sea, tiene muchos aspectos positivos, como el horario flexible para que tenga tiempo libre y la alegría de relacionarme con los niños. Mi trabajo puede parecer sencillo, pero no lo es. Para llegar a ser buena en lo que hago, tuve que volver a imaginarme lo que es ser un niño de primaria o de secundaria, con problemas de aprendizaje, como TDAH, y releer un temario muy largo. Lo hice, pero con mucho esfuerzo y cansancio. Organicé mi propio material mediante ayudas. Archivé todo este material cuando vi que mis alumnos crecían. Entonces creí que mi trabajo y mi esfuerzo empezaban a relucir... Tardé unos seis meses. A través de mis alumnos vuelvo a ver mi infancia, la edad sin problemas. De su alegría y sus sonrisas me retroalimento.. A m a li a , 19
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